NO NACIONALISTA

Las naciones no han sido nunca estáticas, se han movido, han muerto, han renacido, surgido de nuevas, transformadas por las ideas, modificadas por la economía. Las fronteras se crean para delimitar la actuación de una administración, generalmente por razones económicas pero, cierto, también por adscripción cultural. Pero estamos hablando aun de la sociedad prelectrónica, donde la menor población, las distancias y las lentas comunicaciones hacía precisar de esos límites. Y estos límites nos hacía identificarnos entre los de dentro de ellos, creábamos nuestro mundo.

Hoy avanzamos hacia la globalización con rápidos desplazamientos y comunicaciones instantáneas. Las lenguas antes se separaban las unas de las otras por la falta de contacto entre sus hablantes, como ocurrió con el Latín. Hoy, con televisión, satélites e Internet no seria de extrañar una implosión en algún centenar de años hacia menos lenguas o una sola.

No sabemos que pasará, si una sola lengua suma de superpuestas de las otras que desparecerán, o todos sabremos esa para comunicarnos mundialmente y conservaremos una de materna. No sabemos si ocurrirá lo mismo con las identidades nacionales, ¿Acabaremos con una sola en todo el mundo? ¿La que domine económicamente? ¿Hablaremos todos chino por impráctica que sea su escritura?

Si vamos de superponer nuestra identidad nacional a la evolución de la humanidad, nos podemos encontrar que la que perviva y que estemos obligados a asumir todos, sea la que domine militar o económicamente en lugar de adoptar mundialmente una lengua, una cultura, unos valores que sean prácticos, útiles y abiertos a nuevos horizontes.

Confieso que me siento nacional catalán, que mi idioma preferente es el catalán, (envidio a rabiar a los políglotas). Confieso que me ilusionaría una “Catalunya lliure” con todo su esplendor identitario. Confieso que me sale casi del Alma. Pero mi superior amor a la humanidad, mi corazón más profundo y mi visión de futuro me hace creer en otro mundo más heterogéneo y menos estático. Cualquier visión nacionalista es estática.

Joder! Estamos ya en la conquista de Marte! ¿Quién no ha oído aun del proyecto de una empresa holandesa que solicita voluntarios para enviar a Marte a dos parejas sin billete de vuelta? Planean enviar 2 parejas más cada 2 años. ¿Serán holandeses? No, la solicitud la han hecho internacional. ¿Se independizará Marte en el futuro? ¿La administrará una organización internacional como la Antártida? ¿Será propiedad feudal de una empresa? ¿Se creará una cultura propia? ¿Qué idioma hablarán?¿Holandés porqué lo es la empresa? ¿Inglés por ser ya el idioma franco?

La cultura va con nosotros, con cada uno. Yo seré catalán allá donde vaya, sea el rincón de la tierra o agujero blanco del universo que sea. Seguro que me adaptaré a la cultura predominante del nuevo entorno bañándome de nuevas aportaciones a mi idea de mundo. Y no tengo duda, si encuentro una mejor, me cambio; pero prefiero sumar lo más bueno de todas. Me va la vida material como mi riqueza interior y mi amor a la humanidad.

Por todo esto me defino NO NACIONALISTA, que no quiere decir antinacionalista. Una cosa es tener sentimiento nacional y otra que creamos que deba ser eterno. El sentimiento nacional lo tenemos aunque no queramos ni lo creamos. Es nuestro primer software al nacer, nuestro código fuente con el que asimilamos todo lo que nos viene después en la vida, y que adquiere sensación de realidad porqué lo compartimos con otros que también tienen ese mismo código, es nuestro software de protocolos de relación con los demás. Es un mal menor, tengo sentimiento nacional porqué alguno he de tener, porqué necesito un código para empezar, pero nunca me dará la completa visión de la existencia. Es el principio, nunca ha de ser un final en sí mismo.

Pero soy independentista, porqué el mundo aun sigue siendo nacionalista, estatalista y territorialista. Solo eres escuchado si tienes un territorio con una bandera hincada.

Me preguntareis: ¿Y porqué no dentro de España? Seguirá en otra entrada.

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